Establece una comunicación permanente.
La crisis exige comunicación continua y periódica. En estos momentos, es nuestra herramienta más poderosa.
Da mensajes desde la dirección.
Es la mejor forma de aportar claridad y coherencia.
Humaniza los canales.
El vídeo y el audio son mejores que los canales escritos. Siempre es mejor ver o escuchar a una persona, que leer sus palabras.
Segmenta tus colectivos.
No todos los empleados tienen que recibir los mismos mensajes. Segmenta bien tus colectivos.
Da participación.
Tus empleados quieren ayudar: ofrece a tus mandos un mensaje potente y haz que ellos los trasladen a sus equipos.
Sé realista.
Los mensajes que ofrezcas deben conseguir que los empleados se sientan informados y protegidos. Pero siempre desde la claridad y el realismo.
Mantén una comunicación bidireccional.
Además de dar información, ofrece canales internos de recepción de dudas y preguntas.
La empresa debe ser sincera.
Cuando la empresa no tenga respuesta para alguna cuestión, conviene responder con sinceridad y comprometerse a clarificar el asunto a la mayor brevedad.
Da buenas noticias.
La crisis ya es una mala noticia. Aportará gran valor que la empresa informe de acontecimientos positivos, por pequeños que parezcan (“ya hay diez equipos en teletrabajo”, “hemos ganado un cliente”, “no ha habido infectados en esta semana”…). Además, este es el momento justo de agradecer el esfuerzo, mostrar orgullo de pertenencia y valorar el compromiso.
Da “algo más”.
Muchos empleados están teletrabajando con sus hijos en casa, tienen dificultades personales y tienen miedo. Aportar ideas para sobrellevar esta situación más allá del trabajo, llenará la marca de humanidad (“pautas para teletrabajar con hijos en casa”, “rutina de ejercicio físico en casa”, “pautas de alimentación para épocas de sedentarismo”, “pautas de gestión de la ansiedad”…).